Principio 7: Ideas, Sentimientos, Acciones
- Admin - David Hunter
- 10 ago
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Aprender con la mente, las emociones y los músculos, y prestar atención a los aspectos cognitivos, afectivos y psicomotores del aprendizaje de adultos, es un principio vital que a menudo se descuida. Cuando las formalidades de la enseñanza y el aprendizaje en el aula y la universidad se imponen sin reflexión, los estudiantes adultos pueden enfrentarse a una gran cantidad de material cognitivo: información, datos y hechos que pueden parecer imposibles de comprender o aprender.
Usando el principio de que existen tres aspectos del aprendizaje: ideas (cognitivo), sentimientos (afectivo) y acciones (psicomotor), podemos prevenir ese miedo inicial al inicio de una nueva experiencia de aprendizaje de adultos. Sabemos que el aprendizaje implica más que material cognitivo (ideas y conceptos). Implica sentir algo sobre los conceptos (emociones) y actuar (acciones). Ya sea que esté aprendiendo el concepto de partes interesadas en la planificación estratégica, la habilidad de tocar el piano o la actitud de confianza al dirigirme a un público, necesito considerar los tres aspectos del aprendizaje: cognitivo, afectivo y psicomotor.
Kurt Lewin enseñó que poco aprendizaje sustancial se produce sin involucrar alguno de los tres aspectos (Johnson y Johnson, 1991). Zohar presenta el ser humano como mental, emocional y espiritual, y demuestra cómo una visión holística del mundo nos invita constantemente a abordar conscientemente todos los niveles (1997, p. 10). El verdadero cambio requiere una transformación fundamental en cada uno de los tres niveles. Esto se puede lograr diseñando tareas de aprendizaje con componentes cognitivos, afectivos y psicomotores.
Los enfoques formales del aprendizaje a menudo asumen que el aspecto cognitivo lo es todo. Joseph Campbell tiene una idea sorprendente: «El cerebro cree que dirige la situación. En realidad, no es así. Es un órgano periférico, secundario en el mejor de los casos» (Campbell, 1988, p. 142). El reto de diseño te invita a estudiar tus propios proyectos educativos en términos de posibilidades cognitivas, afectivas y psicomotoras (ideas, sentimientos y acciones) que abordan a la persona en su totalidad, no como una máquina, sino como un hombre o una mujer en desarrollo, con un potencial increíble. (Redactado de Vella, Aprender a Escuchar, Aprender a Enseñar, pp. 18-19)
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