Respetar a los alumnos como tomadores de decisiones sobre su propio aprendizaje es un principio que implica el reconocimiento de que los adultos son, de hecho, tomadores de decisiones en una gran parte de sus vidas. Los adultos sanos desean ser sujetos o tomadores de decisiones y se resisten a ser tratados como objetos, algo que pueda ser utilizado por otra persona. En la educación del diálogo, asumimos que las personas no están diseñadas para ser utilizadas por otros. Los adultos necesitan comprender que ellos mismos deciden lo que les sucede en el evento de aprendizaje. El diálogo del aprendizaje es entre dos adultos: profesor y alumno, alumno y alumno. Por ejemplo, se puede mostrar a los alumnos el contenido nuevo de un curso con la pregunta: ¿Qué más cree que necesita aprender sobre este tema? Este enfoque convierte el contenido en un sistema abierto que invita al análisis crítico, la edición y las adiciones por parte de estudiantes adultos. El pensamiento cuántico va más allá de la dicotomía sujeto-objeto para reconocer que el respeto inclusivo honra a todas las personas como sujetos en un universo de entidades sujetas. Como sujetos, evocamos el mundo que percibimos.
A continuación se muestran algunos ejemplos de formas de demostrar a los alumnos que son respetados como tomadores de decisiones. Al enseñar algo como los hechos de la historia nacional, siempre podemos ofrecer una pregunta abierta que proporcione el elemento vital de elección: “Aquí están las fechas de eventos importantes en la historia de esta nación. ¿Cuál te parece más importante de cara a alcanzar la independencia? ¿Por qué elegiste esa fecha? Antes de enseñar los pasos de un nuevo programa de computadora, el profesor puede preguntar: "¿Cuál de estos pasos te parece más útil en tu trabajo?" Esta pregunta invita tanto al profesor como a los alumnos a abordar el aprendizaje como sujetos. Al enseñar a adultos los procesos de personal de una corporación en un programa de orientación laboral, el instructor puede comenzar haciendo una pregunta abierta: “Aquí está el proceso de nuestra empresa para tomar licencia por enfermedad. Mira todos los pasos. ¿Cuáles te resultarían difíciles? ¿En qué se diferencia este proceso del proceso que conocía en otra organización para la que trabajó?
Al abordar a los alumnos adultos como sujetos, el profesor debe distinguir entre sus sugerencias y sus decisiones. A esto se le llama distinción entre una voz consultiva (una sugerencia) y una voz deliberativa (una decisión). Involucrar a los adultos en su propio aprendizaje significa involucrarlos como sujetos de ese aprendizaje. A veces ofrecen sugerencias; a veces toman decisiones. Es fundamental que tengamos clara la diferencia.
Ser percibido como sujeto del propio aprendizaje es una poderosa motivación para aprender de forma creativa. ¿Cómo podemos ofrecer a los estudiantes adultos tantas oportunidades de elección como sea posible? Una guía práctica es esta. Nunca hagas lo que el alumno puede hacer; Nunca decidas lo que el alumno puede decidir. Como veremos cuando examinemos el principio de compromiso, el aprendizaje está en el hacer y en la decisión. Los profesores deben tener cuidado de no robarle esa oportunidad de aprendizaje al alumno adulto. ¿Qué sucede si reconocemos a los alumnos como sujetos? Puede significar un cambio radical en nuestra forma de enseñar. Puede conducir a cambios radicales en el efecto de la enseñanza: menos abandonos, por ejemplo, ya que los alumnos se sienten respetados y tomadores de decisiones importantes en su propio aprendizaje. Puede significar resultados más mensurables del proceso de aprendizaje, ya que los alumnos saben que saben porque han elegido hacer lo que están aprendiendo. Puede significar un mejor uso de los recursos financieros y humanos, a medida que los estudiantes adultos practican la toma de decisiones saludables en el proceso de aprendizaje.
Condensado de Aprender a Escuchar, Aprender a Enseñar, de Jane Vella, páginas 15-17
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